Ficciones, el título tras el que podemos contemplar la cuarta
edición del proyecto Páginas de barro, muestra con claridad el
deseo comunicativo de la presente exposición, que aspira una vez
más a establecer la muestra desde dos vertientes: la intrínseca a
cualquier proyecto expositivo con un fin último de la fruición de
la obra de arte, en primer lugar, y el interés por proseguir en la
consolidación del proyecto Páginas de barro como un referente en
la investigación y difusión de la cerámica contemporánea.
Ficciones es un claro ejemplo de las cualidades que dan consistencia
al proyecto Páginas de barro, mostrando en una sola exposición tres
propuestas que funcionan por sí mismas de modo independiente,
con diferentes visiones interpretativas pero con un nexo que sirve
para articular las diversas invenciones o cosas fingidas a las que
alude el título de la exposición. Hisae Yanase, Javier Aguilera y
Toño Pérez, desde sus diferentes posicionamientos estéticos,
dotan a las obras de un propio y personal lenguaje, coadyuvando
a la creación de una atmósfera irreal, en la que están presentes
personajes muy peculiares. El conjunto es un espacio poblado
por obras que transmiten al espectador el deseo imperioso de
forzar más allá la comprensión formal del objeto artístico y dotar
a la pieza de una nueva lectura, que irrumpe en lo simbólico. Son
ficciones reales desde el momento en que por la acción artística,
el mundo subjetivo del creador se concreta en la pieza trabajada,
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la obra final que dialoga con el espectador en el nuevo espacio al
que ha sido destinada; del plano mental al físico.
Hisae Yanase renunció desde sus inicios artísticos a los modos
de representación convencionales. All art is experimental, or it
isn’t art, escribió el crítico Gene Youngblood en los años 60, y a
esta máxima se ha ajustado Hisae a lo largo de su dilatada carrera
profesional, dejando tras de sí un continuum creador que fascina
por su constante mutabilidad, a la vez que permite detectar un
estilo característico acentuado a lo largo de los años.
Sanagi, la crisálida, es quizá una de las metáforas que mejor
se ajustan a la creación artística por su condición de proceso
de maduración y superación de estadios. Las crisálidas de
Hisae, suspendidas tras su velo, esconden tras su aparente
hermetismo e inaccesibilidad una vida minúscula, una novedosa
conexión con el universo manga en forma de personajes chibi
–mocosos, niños traviesos–, generalmente presentados en la
cultura otaku con propósitos cómicos por su imprevisibilidad
infantil. En Sanagi, los chibi se han instalado en las esculturas,
de las que emergen de sus recovecos y hendiduras, escalando
sus topes o apareciendo desde cualquier ángulo, dispuestos
para sorprendernos.
Si en este caso vemos un guiño de Hisae Yanase a la cultura popular
contemporánea japonesa, para Javier Aguilera el mundo manga
y anime se establece como clave en el desarrollo iconográfico
y temático de su obra. Javier Aguilera crea unas esculturas,
escenografiadas en ocasiones, que pueden destacar en un primer
momento por su virtuosismo técnico pero que encierran un más
amplio mensaje que el que aparentemente se nos ofrece.
Javier Aguilera gusta de utilizar el cuerpo humano como vehículo
expresivo en sus esculturas. Su fascinación por el anime le lleva a
crear unas realidades compuestas por personajes particularmente
sorprendentes, que evolucionan en los mismos escenarios que otros
de apariencia humana. Hay un interesante componente narrativo
en muchas de sus esculturas escenografiadas, que entroncan
con el lenguaje cinematográfico y con la animación. También el
videojuego, con su galaxia de freaks, juega un importante papel
en su particular universo, una mezcla de influencias que dota a su
imaginario de una enorme fuerza narrativa, como paradigma de la
máxima aventura, la creación.
Toño Pérez es una de las grandes promesas en la cerámica
contemporánea, campo en el que alterna la cerámica objetual y
la escultórica. Sus esculturas poseen una dualidad organicista y
mecanicista, con un interés común por el estudio de los volúmenes
y las curvas.
No es sencillo establecer en la obra de Toño Pérez que se muestra
en Ficciones unas determinadas líneas de significación, ya que
predomina en ella sus cualidades expresivas. La especificidad y
relevancia de la que están dotadas se resisten a la interpretación,
y hacen innecesario el discurso teórico que acompaña en
demasiadas ocasiones a la obra de arte no narrativa. Es en este
determinado planteamiento en el que el artista contemporáneo deja
como corresponsable de la experiencia estética al espectador, que
ha de afrontar directamente la propuesta final que conforma toda
obra plástica, situada, a modo de reto, ante nosotros.
José Álvarez
Comisario de la Exposición