Anotaciones al margen

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Anotaciones al margen

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El artista Jacinto Lara reúne por primera vez sus trabajos escultóricos realizados en los últimos años en una exposición que cuenta como escenario la sala capitular de Orive. Anotaciones al margen es un conjunto de veintitrés piezas en plomo, hierro, papel, madera y vidrio, materiales habituales en la obra tridimensional del artista de Fernán Núñez. Aunque el grueso de su producción más conocida es la pictórica, Jacinto Lara siempre ha abonado, como un terreno expandido, el campo de la escultura.  Recordemos aquí los cubos en acero cortem para Islam y Arte Contemporáneo, las Fuentes o las obras que conformaban El Gran Juego y que se pudieron ver en el Colegio de Arquitectos de nuestra ciudad. Pero es a partir del año 2000 cuando Jacinto Lara empieza a compaginar ambas disciplinas de manera habitual en su quehacer artístico. Exposiciones como las celebradas en la galería Cavecanem de Sevilla, en Espalter de Madrid o en la Fundación Vázquez Díaz dan cuenta de este “desbordamiento de la ilusoriedad tridimensional del cuadro hacia ese otro lado nunca nombrado” del que hablaba Jesús Alcaide. De esta época son sus célebres Haikus, una serie en la que conviven como afirma Pérez Villén “la sutileza del imaginario poético oriental, la memoria culta de la tradición mediterránea, la celebración del tótem como habitáculo del iniciado y la comunión de los materiales empleados : plomo, vidrio, pigmento, agua, fuego, aceite”. De la misma época son los Koans, esculturas hierro, figuras geométricas, vinculadas para Oscar Fernández “con las formas imposibles realizadas por Escher y a las que el artista ha recurrido a lo largo de su trayectoria reciente, incorporándolas en pinturas como Tribar (1996), adquieren en las esculturas de pared que ahora presenta un protagonismo exclusivo. En ellas el espectro referencial que se pone en juego se implementa, además, con una deriva hacia posturas cercanas al post-minimal que convergen en el poso común de la filosofía Zen”.
En Anotaciones al margen  también podemos encontrar O.L.I.V.O., los cinco módulos de madera de olivo que formaron parte de Estética del Olivar, la exposición itinerante que comisarió en 2005 Michel Hubert Lépicouché. Junto a esta revisión de los últimos diez años, Jacinto Lara presenta trabajos recientes como las escaleras que van hacia ninguna parte o los diálogos escultóricos que mantiene con los artistas Juan Zafra e Hisae Yanase en Carta a Juan Zafra y Carta a Hisae Yanase. El trabajo con el papel hecho a mano, muy habitual en las obras recientes de Jacinto Lara, adquiere cuerpo en piezas como Del cenit al nadir o el libro que germina, AZ.  Al enlazar la obra anterior con la actual es posible reconocer para Federico Castro, autor del texto que acompaña la carpeta serigrafiada que se ha editado con ocasión de la muestra, “la constancia de algunos gestos y signos. A pesar de los grandes cambios experimentados en su obra, antes más centrada en la pintura y el grabado, ahora en el objeto reconocemos una gramática universal. Y ello porque de manera persistente los procesos constructivos de inmediato dan paso a los desmaterializadores, que disuelven el plano, ya sea a través de la línea o con la mancha, en los papeles más fascinantes, en láminas de metal o directamente en el muro. Añadiendo o sustrayendo, mediante ensamblajes de materiales creados por procedimientos industriales o por manos artesanas, arrojando sombras sobre la cal, Jacinto Lara se apropia de la superficie para luego trascenderla y conceder autonomía a la forma. Trazar sombras forma parte del oficio de arquitecto y es cometido del escultor. También arte de la memoria, un ejercicio genealógico –o, si se quiere, arqueológico– en busca los orígenes, de la forma primigenia, para regalar a las sombras alguno de sus volúmenes posibles Para el comisario de arte y profesor de Historia del Arte, “como en un cuaderno de mareas, la obra avanza, se entrelaza y traza una singladura marcada por ciclos sucesivos, diferentes series, constantes en sus afectos, que declara en sus cartas a Hisae Yanase, a Juan Zafra… náufragos como él en un océano dorado mecido por el viento donde no sobrevuelan las aves porque los hombres no quisieron que hubieran árboles donde posarse, ramas para anidar, ni escaleras para ascender al cénit, o desde donde precipitarse al nadir. por ello Jacinto Lara con vidrio y metal construye escaleras abiertas, escaleras puertas…, que conducen a ningún lugar. Se trata de gestos de artista que permiten tomar consciencia del universo en el mar perdido de una campiña poblada de desengaños donde no se ha de mirar atrás porque si lo haces, no verás lo que viene delante de tus pasos“. En este tránsito por el mar de trigo, continúa  “el encuentro entre la palabra y la imagen, entre la frase y el objeto, nos confirma una dimensión semántica que contribuye a diluir las fronteras entre el artista y el espectador, en una obra contenedora de textos, grafismos y alfabetos que germinan en las páginas entreabiertas del libro de la vida”.
Como ya resulta casi habitual en muchas de sus exposiciones individuales, Jacinto Lara ha contado con colaboración del músico Juan de Dios García Aguilera, quien ha realizado para la ocasión una obra electroacústica que pone el contrapunto sonoro a las obras dispuestas en la sala capitular. Para García Aguilera se trata de una intervención en el espacio acústico “de carácter incidental, que evoluciona de manera lenta y pausada”. En su discurso, afirma,  “hay alusiones, instantáneas, recuerdos, sonidos reales e imaginados, apuntes, esbozos, figurillas, pensamientos anotados al margen, subproductos tal vez, pero para mí testimonios entrañables de un prolongado y afortunado encuentro entre Jacinto y yo”. Juan de Dios García Aguilera ha llevado a cabo un trabajo de revisión de estos “retales” que le ha llevado a repasar horas de grabación, volviendo a retomar “decenas de carpetas con folios amarillentos que contienen estructuras antiguas, ideas no realizadas, recordando conversaciones de artistas, viajes, estancias en salas de conciertos y en galerías, también en bares y en fiestas,  buscando recuperar más que la materia el espíritu que las engendró”. Jacinto Lara y García Aguilera presentan con esta su sexta colaboración artística tras 2×2=1 (1987), Figura y entorno (1990), Ícaro (1994, junto a Tete Álvarez), Del vacío a la nada (2002) y Migraciones (2005, junto a Juanjo Caro), para las que García Aguilera compuso las obras Pastoral, El viaje y Sueño I, Evolo, Retrato de Jacinto Lara, pintor y Migraciones, respectivamente.
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Comienzo
14 Jun 2012 - 00:00
Finaliza
22 Jul 2012 - 00:00
Lugar
Anotaciones al margen
Sala Orive. Plaza de Orive s/n
Córdoba
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