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HABITAT de MARÍA ORTEGA ESTEPA. 
Ciiclo de Arte y Naturaleza

Inauguración: Sábado, 8 de diciembre de 2012. A las 20:00h

La Naturaleza según G. Flaubert en Salambô.

Después de la batalla en Hippo-Zaryte…Mâtho, el antihéroe, iba a sentarse fuera de las tiendas; se secaba con su brazo la cara salpicada de sangre, y volviéndose hacia Cartago miraba el horizonte.

“Frente a él, entre los olivos, las palmeras, los mirtos y los plátano, se extendían dos grandes estanques que se juntaban con otro lago cuyos contornos se veían. Detrás de una montaña surgían otras montañas, y en medio del inmenso lago, se levantaba una isla toda negra en forma de pirámide. A la izuierda en la extremidad del golfo, montones de arena parecían grandes olas doradas inmóviles, mientras que el mar, tranquilo como un enlosado de lapislázuli, subía insensiblemente hasta el borde del cielo. El verdor del campo desaparecía en algunas partes bajo amplias placas amarillas; unos algarrobos brillaban como botones de coral; los pámpanos colgaban de la copa de los sicomoros; se oía el murmullo del agua; alondras moñudas saltaban y los últimos rayos del sol doraban los caparazones de las tortugas, que salían de los juncos para aspirar la brisa”.

Gustave Flaubert. Salambô. Pag.119. Cátedra Letras Universales. Edición de Germán Palacios.

Reflexiones de la artista…..LO HABITADO

Lo importante no es el recuerdo, lo importante es si recordar nos ilumina.

“A veces es una débil luz la que deja entrever la escena. Otras, es un destello cegador después del cual algo en nosotros ha cambiado para siempre. El autor se alimenta de penumbras, y crece en instantes iluminadores, pero necesita que alguien, al menos otro, comparta ese crecimiento. Sin el “otro” la creación no se revela”. Alberto Corazón.

El espacio habitado que me interesa mostrar se encuentra impregnado de una atmósfera de momentos vividos, parcelas de la memoria que tienen sabor, tacto, peso, clima y olor, cargados de nostalgia y ternura. Una especie de arqueología de los orígenes que ahora se traslada a la obra a través de espacios e instantes que mis antepasados me narraron todos estos años y han quedado en los cajones de mi memoria convirtiéndose ahora en vivas raíces y troncos de árbol cuya sabia recorre mil caminos e infinidad de historias. Es, pues, el objeto material en forma de escultura, dibujo, pintura o collage el que despierta del recuerdo la experiencia pasada y que ayuda a fijarla para siempre sobre el soporte del cuadro.

El instrumento de la evocación se convierte, al mismo tiempo, en testigo perdurable del pasado, gracias al proceso de asociación que intento llevar a cabo desde las imágenes de mi memoria. Pero estos instrumentos ya tienen tiempo y este trabajo no ha hecho más que comenzar: ahora hay que imaginar un futuro de nuevas asociaciones que permitan una reconstrucción de la existencia anterior a partir de los restos arqueológicos que en cada momento quedaron olvidados en un algún rincón del recuerdo. En alguna parte de nuestra zona oscura habita ese paisaje.
La intuición de ese paisaje es para mí el mito del paraíso. Un día estás sentado o caminando y de repente el tiempo se suspende y todo se ilumina: es la certeza instantánea de la revelación. Esos momentos de plenitud casi siempre me asaltan durante la contemplación abandonada.
Con el trabajo que ahora presento trato de invitar al espectador/a a penetrar en un rincón de mi espacio interior concibiendo la expresión artística como un viaje, como una reflexión sobre nuestro lugar en el mundo y la existencia -construyendo una autobiografía que no tiene carácter narrativo, sino vivencial- a través de elementos que habitan el lugar donde convivimos.

María Ortega Estepa.

Comienzo
8 Dic 2012 - 20:00
Finaliza
31 Ene 2013 - 20:00
Lugar
Galería Fernando Serrano
Parque Empresarial Molino de Viento, 3D
Trigueros 21620
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