La tercera dimensión
Aarond (Santiago Navarro), Rolando Campos, María Caro, Fer Clemente, Juan José Fuentes, Anna Jonson, Pepe López, Rafael López-Bosch, Sylvain Marc, Gloria Martín, Paco Molina, Pilar Molinos, Carlos Montaño, Andrés Monteagudo, Ramón David Morales, Paz Pérez Ramos, Cristóbal Quintero y Miki Leal, Enrique Ramos, MP & MP Rosado, Gerardo Rueda y Concha Ybarra.
“La tercera dimensión” es una pequeña muestra de los trabajos de un variado grupo de artistas cuyo único nexo reside en la utilización del volumen en sus propuestas.
En ella participan veintiún artistas de distintas generaciones e intereses estéticos, con obras pequeñas, perfectamente encajables en el ámbito doméstico, con el que en tantas ocasiones, la escultura parece estar reñida, se trata de una serie de piezas pensadas para la convivencia y el disfrute.
La madera, el bronce, el mármol, el barro, la tela, la cerámica, el poliéster son algunos de los elementos utilizadas por los artistas participantes en la exhibición, una variedad de técnicas que iluminan la diversidad de criterios y fórmulas expresivas representadas en la exposición.
Cristóbal Quintero y Miki Leal presentan un trabajo conjunto, continuación del que se expone en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, una obra como aquellas, repleta de inteligencia desde la que lanza un guiño desenfadado al mundo de la pintura. En el mismo ámbito se encuentra la exquisita muralla de minúsculos sacos terreros de Gloria Martín, una trinchera, que hemos podido ver doblemente retratada en su última individual en la galería. Anna Jonsson es una narradora desgarrada de la realidad que nos rodea, reviste el barro cocido empleado en la producción, de una vibrante policromía que lo dota de un particular efecto dramático. Concha Ybarra nos atrapa con su proposición en cerámica, articula en ella un relato, una historia resuelta de forma sugerente y sutil. Del mismo material es el trabajo de Juan José Fuentes, poseedor de la fuerza y sensualidad a la que nos tiene acostumbrados. Pilar Molinos orilla sus habituales dotes para lo ligero y diáfano regalándonos una rotunda pieza de hierro confeccionada con material reciclado, en la que nos manifiesta su garra. Paz Pérez Ramos y María Caro juegan con la línea en sus creaciones, la primera las dibuja en el espacio tejiendo una bella urdimbre de hilo alrededor de un cubo de madera, la segunda en un refinado cuadro compuesto por dos cuerpos en la que la línea es trazada sobre un lienzo que adquiere volumen gracias al bastidor que lo soporta. Enrique Ramos nos enseña una escultura de plenitud, compendio de años de esmerada dedicación, pródiga en materiales y recursos en la que el valor de lo etéreo es fundamental. Paco Molina siempre desempeñó en vida el papel de iconoclasta, y quizás, esto se revele con mayor claridad en su universo escultórico, a pesar del tiempo pasado desde su producción, el icono que muestra, contiene todas las claves para entender su labor y su trayectoria. Sylvain Marc es un artista sin fisuras, su manejo de la piedra roza lo excelso, para la ocasión nos trae una pequeña talla en mármol donde el equilibrio de las formas y las texturas del acabado, atrapan al espectador. Pepe López, a través del diestro empleo de materiales modestos, consigue establecer estructuras bien organizadas de un seductor y turbador resultado. Inspirada en el torso de Belvedere, Carlos Montaño nos sorprende con una delicada y provocadora capilla en la que se ensalza a los órganos sexuales masculinos que se izan exultantes sobre una lata de sopa Campbell. Aaron (Santiago Navarro) exhibe una inquietante obra construida con huesos de animal y bronce donde recrea atemporales paisajes de la memoria. Fernando Clemente cuenta con un extraño y atractivo armazón de poliéster policromado para la que sirve de referente una caja de cartón a la que se aplicaron distintas incisiones longitudinales. La madera pintada en alguna de sus caras y el alambre oxidado son los componentes utilizados por Andrés Monteagudo para erigir un sólido tótem dotado de una coherencia interna sin fisuras y una pulcra consecución. Ramón David Morales es un artista minucioso que suele fijar su atención en la realidad circundante, incorporándola con acierto y un punto de ironía a su universo estético, claves que mantiene su acertada propuesta. Dos animales carroñeros en pleno combate sirven a Rafael López-Bosch para reflexionar acerca de la conducta humana, la pieza de una fuerza teatral indudable, se ubica en un ámbito urbano que sirve de cancha para el enfrentamiento. Por último la participación en la muestra de Rolando Campos y Gerardo Rueda es de contenido formal semejante, si bien, Rueda articula su composición en madera y corcho a base de serenas figuras geométricas y Campos utiliza el bronce para la suya, descollando en la configuración de los elementos que la conforman, lo táctil y sensitivo.
Galeria Birimbao
C/ Alcázares, 5
Sevilla 41003