RETRATO DEL ARTISTA ADOLESCENTE, JOVEN, MADURO Y SENIL.

Inspirada en el arte y el folclore de la ciudad en la que vive, Susana Ibáñez reinterpreta esa realidad y nos ofrece una muestra totalmente distinta a lo que nos tiene acostumbrados, cuyo título hace un guiño a la novela de James Joyce (Retrato del artista adolescente, 1916).

Después de un largo período de búsqueda e investigación, alude a temas de actualidad tales como la deplorable situación económica en la que vivimos y otros más recurrentes como las penurias a las que se ha visto sometido el artista a lo largo de los siglos.

El mensaje es directo y la idea clara, en contraposición al abarrotamiento y barroquismo de sus anteriores trabajos, aunque permanecen inalterables el tono sarcástico, el apropiacionismo visual o la asociación texto-imagen.

Da un giro de 180 grados y abandona la pintura de caballete dejando paso a otros campos de experimentación más cercanos al Arte Conceptual y la Instalación, prueba evidente de la audaz personalidad de esta artista.

Iván Marí.